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- 27 de mayo de 2025
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La menopausia es una etapa natural en la vida de toda mujer, marcada por una serie de cambios hormonales que pueden afectar significativamente la calidad de vida. Uno de los síntomas más comunes y a menudo menos comprendidos es la fatiga persistente.
¿Te sientes constantemente agotada, incluso después de una noche de sueño? No estás sola. En este artículo te explico las razones científicas de por qué ocurre y cómo la nutrición puede ayudarte a recuperar tu energía.
Este contenido está dirigido especialmente a mujeres que buscan mejorar su calidad de vida a través de la nutrición en la menopausia, y muy especialmente si vives en Barcelona o buscas un acompañamiento profesional de nutrición y menopausia en Barcelona.
Contenidos
Las mitocondrias, conocidas como las centrales energéticas de nuestras células, son responsables de producir la energía que nuestro cuerpo necesita para funcionar. Durante la menopausia, los niveles de estrógenos disminuyen significativamente.
Este descenso hormonal afecta la eficiencia de las mitocondrias, reduciendo la producción de energía y contribuyendo a la sensación de fatiga.
Estas razones las avala un estudio titulado Mitochondrial Dysfunction and Fatigue in Aging and Menopause, el cual destaca esta conexión, señalando que la disfunción mitocondrial es un factor clave en la fatiga relacionada con la menopausia.
Los trastornos del sueño son comunes durante la menopausia. Sofocos, sudores nocturnos y cambios en el ritmo circadiano pueden interrumpir el sueño, impidiendo un descanso reparador.
Entre el 31% y el 42% de las mujeres experimentan insomnio crónico durante la transición menopáusica, según señala el artículo Sleep problems in women -Wikipedia-. La falta de sueño de calidad no solo provoca cansancio físico, sino que también afecta la concentración, el estado de ánimo y la salud general.
Los estrógenos influyen en la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, los cuales, regulan el estado de ánimo y la energía. La disminución de estos neurotransmisores puede llevar a estados anímicos de tristeza, ansiedad y fatiga.
Los estrógenos son un grupo de hormonas sexuales que desempeñan un papel crucial en el desarrollo y regulación del sistema reproductor femenino, así como en otras funciones del cuerpo. Son producidos principalmente por los ovarios, aunque también en menor medida por las glándulas suprarrenales y la placenta durante el embarazo.
Además, regulan el ciclo menstrual y participan en la salud ósea, cardiovascular y del sistema nervioso.
Su equilibrio es esencial para el bienestar general, y niveles anormalmente altos o bajos pueden estar relacionados con diversas condiciones médicas, como es el caso durante la menopausia.
La serotonina es un neurotransmisor clave en el funcionamiento del sistema nervioso central, conocido por su influencia en el estado de ánimo, el sueño, el apetito y otras funciones fisiológicas. Se produce principalmente en el cerebro y en el tracto gastrointestinal, y actúa como mensajero químico entre las neuronas.
Niveles adecuados de serotonina están asociados con sensaciones de bienestar y estabilidad emocional, mientras que un desequilibrio puede contribuir a trastornos como la depresión, la ansiedad o el insomnio, como puede ocurrir en la menopausia.
La dopamina es un neurotransmisor, una sustancia química que transmite señales en el cerebro. Está relacionada con el placer, la motivación, el aprendizaje y el control del movimiento. Cuando haces algo que disfrutas, como comer o lograr una meta, tu cerebro libera dopamina, lo que te hace sentir bien y refuerza ese comportamiento.
Muchas mujeres llegan a la menopausia con un alto nivel de carga mental. Si a eso se suma una mala adaptación del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, los niveles de cortisol pueden desregularse. Esto agrava la fatiga, interfiere en el sueño y promueve la acumulación de grasa abdominal.
¿Pero, qué es el cortisol? El cortisol es una hormona esteroidea -moléculas lipídicas derivadas del colesterol-, producida por las glándulas suprarrenales, conocida comúnmente como la hormona del estrés debido a su papel fundamental en la respuesta del cuerpo ante situaciones estresantes.
En momentos de estrés, el cortisol ayuda al organismo a movilizar energía y a mantenerse alerta, pero cuando sus niveles se mantienen elevados de forma crónica, puede tener efectos negativos como insomnio, aumento de peso, debilidad del sistema inmunológico o trastornos emocionales.
Por ello, mantener un equilibrio adecuado de esta hormona es clave para la salud física y mental.
La nutrición también puede ayudar a modular esta respuesta y ser tu mejor aliada en esta etapa de tu vida para reducir el impacto del estrés crónico.
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